[id caption = "attachment_38913" align = "aligncenter" width = "580"] Crédito de la imagen: Alessandro Vannucci[/caption]
Reunión en la capital nigerina de Niamey el mes pasado, los presidentes de Chad y Nigeria, Benin y el Ministro de defensa de Camerún se unieron como representantes de la Comisión de cuenca del lago Chad.
En su orden del día: el terrorismo, en particular las actividades de Boko Haram en Nigeria y Camerún. El objetivo del encuentro fue reflexionar sobre la reciente violencia en la región y decidir cuál es la mejor restablecer la paz y la seguridad. Llegaron a un acuerdo para emprender acciones conjuntas para luchar contra Boko Haram y ya han acordado reunirse de nuevo en Camerún con el fin de preparar una resolución para presentar en el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas. Sobre el terreno, han decidido desplegar tropas a lo largo de sus fronteras para tratar de resolver el problema.
Presidente de Níger Issoufou Mahamadou, dijo que el terrorismo es una amenaza mayor que nunca para los países del Sahel y en la cuenca del lago Chad y sus vecinos en particular, de quienes se enfrentan a ataques contra la democrática señala que están tratando de construir, su integridad territorial y la paz y la seguridad de sus poblaciones que aspiran al bienestar. Terrorismo, Issoufou dijo, no tiene fronteras; su ambición es llegar a todas partes.
[destacado] Lucha contra el terrorismo no es una guerra contra un enemigo formal, con posiciones bien definidas e insignias [/standout] pero, a primera vista, la conclusión de esta cumbre no se pudo tomar en cuenta el papel potencialmente clave que podrían desempeñar los actores locales, líderes en particular, tradicionales y tribales. Lucha contra el terrorismo es no una guerra contra un enemigo formal, con posiciones bien definidas y insignia, pero contra un adversario diversos, difundir entre las poblaciones y que recluta localmente en las zonas donde opera.
Además, elementos terroristas son muy móviles y pueden cruzar fronteras porosas locales muy fácilmente. Así que la guerra contra el terrorismo en el Sahel y el Sahara es muy asimétrica. Y esta nueva forma de conflicto no puede resolverse sin la participación de líderes locales y tribales. En efecto, siempre han estado presentes – en una u otra manera, tratando tanto a prevenir y resolver los problemas, porque esos líderes no decidimos, conciliación. Su estatus y papel significa que gozan de la confianza de las poblaciones locales; tienen gran paciencia y conocimiento profundo.
Todas estas cualidades hacen a los líderes tradicionales excelentes mensajeros por la paz. Se desprende que Estados amenazados por la actividad terrorista deben capacitarles para ayudar a asegurar la cooperación de las poblaciones locales que, si bien integrado a los esfuerzos de consolidación de la paz, puede ayudar a identificar posibles elementos terroristas antes de que combinar en la ciudadanía local.
Debemos aceptar que la lucha contra el terrorismo no es una lucha que ningún Estado puede por sí solo. Como en otras partes del mundo, son indispensables los esfuerzos colectivos de todos los países vecinos y otros. También debemos reconocer que jihadistas y actores como Boko Haram que se esconden tras el Islam no serán ser derrotados en una sociedad con fuertes conexiones islámicas sin la ayuda y la bendición de los líderes tradicionales y de las poblaciones locales.