Salud física y mental desempeñan un papel integral en un enfoque participativo para la consolidación de la paz a largo plazo.
El impacto de los conflictos armados sobre la salud es enorme. Muerte y mutilación, además de la destrucción de la infraestructura, para crear ambientes que hambruna y enfermedad son moneda corriente, y que recursos económicos están orientados a fines militares en lugar de aquellos que cumplen con las necesidades de la salud humana.
El resultado de estas interrupciones a centros de salud, juntados con desplazamientos de población, empeoramiento de la higiene y aumenta en hacinamiento, es decir, la propagación de enfermedades prevenibles y aumento de las tasas de morbilidad y mortalidad siguen siendo elevadas durante tiempos de conflicto armado. Y añadido a estas cargas físicas de la enfermedad, en muchos casos pueden llegar a ser una amenaza para la armonía familiar, la cohesión de la comunidad y el desarrollo personal.
Bienestar humano, por tanto, no es solamente un requisito previo para una sociedad funcional y saludable pero también es importante su capacidad para soportar futuros conflictos, lo que un componente esencial para iniciativas de consolidación de la paz a largo plazo. Como cortes de salud en todos los sectores de la sociedad, ofrece un modelo de colaboración entre los ministerios de estado, servicios públicos, privados y tradicionales, organizaciones no gubernamentales, grupos de la sociedad civil y la comunidad internacional. Y como una fuerza de Unión, pueden también reunir las familias y comunidades para agregar a un sentido de empoderamiento, coherencia social y la cohesión.
Así como los impactos físicos, los efectos psicológicos del conflicto armado son igualmente devastadoras proporciones. Actos extremos de violencia a menudo pueden resultar en el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otras cuestiones relacionadas con la salud mental. Además, los impactos de la exposición prolongada a la violencia pueden conducir a otras formas de violencia, así como trauma intergeneracional que permanece en las garras de odios antiguos.
Es de vital importancia que los sobrevivientes del conflicto armado se ayudaron a seguir adelante con su vida. Para que cualquier proceso de consolidación de la paz sostenible es evidente que las necesidades psicológicas y sociales deben abordarse dentro del mismo. Junto con los tradicionales programas de salud física y mental en los hospitales y centros comunitarios de salud mental, se puede ofrecer apoyo psicológico a través de una amplia variedad de formas. Esto puede incluir la expresión creativa a través de las artes y la narración; el desarrollo y promoción de grupos de autoayuda; asistencia en los rituales de finalización y reinhumación; énfasis en la formación, reeducación y reconversión; la reintegración y la reunión de individuos desplazados de comunidades y familias; asesoramiento y grupo de apoyo; la reintegración y la reunión de individuos desplazados de comunidades y familias; difusión de información y conectadas personas a los recursos; a veces, simplemente enfocándose en la creación de un ambiente seguro donde los afectados por el conflicto pueden cumplir, red, compartir experiencias y se centran en establecer nuevas rutinas.
Así está claro que la salud física y mental desempeñan un papel integral en un enfoque participativo para la consolidación de la paz a largo plazo.